Llevamos un tiempo raro y difícil en todos los sectores, y el de la traducción y la interpretación no iba a ser distinto. Durante un tiempo, más o menos largo, muchos profesionales del sector notaron un parón o descenso muy significativo en su volumen de trabajo, para después, poco a poco, ir remontando. Ahora mismo, estamos en esa etapa de recuperación asíncrona y desigual para muchos traductores e intérpretes que ven cómo tienen que volver a empezar un poco de cero en la búsqueda de clientes y alternativas en este panorama mundial.
En concreto, el sector de la interpretación se está consiguiendo reinventar para sobrevivir. En tiempos de distanciamiento social, las reuniones, congresos, exposiciones… son inexistentes o, al menos, muy escasas, así que la figura del intérprete, ya sea de consecutiva, bilateral, o muy especialmente, simultánea, se ha visto completamente trastornada. Y como hay que renovarse o morir, como en todas las crisis, hay que ser creativo para poder seguir siendo competitivo y los intérpretes han encontrado en la interpretación en remoto su reinvención.
La interpretación remota no es nada nuevo. Por ejemplo, la interpretación telefónica es un tipo de interpretación remota y lleva haciéndose mucho tiempo, por ejemplo, en ámbitos sanitarios. Sin embargo, este tipo de interpretación a distancia ha cambiado en estos últimos tiempos debido a las circunstancias. Durante esta pandemia, la interpretación por videoconferencia ha experimentado un auge sin precedentes. Mediante ciertas aplicaciones informáticas, se han seguido celebrando charlas o reuniones comerciales entre personas que hablan distintas lenguas mediante el uso de un intérprete, que en la gran mayoría de ocasiones, se encuentra en su propio domicilio. Algunas de estas aplicaciones han empezado incluso a ofrecer funcionalidades específicas para la interpretación, como cabinas virtuales, posibilidad de apagar o encender ciertos canales, trabajo en parejas de intérpretes…
Esto ha supuesto un nuevo panorama y una salida del túnel para muchos intérpretes que veían cómo su trabajo no solo desaparecía durante el estado de alarma, sino que tardaría bastante tiempo en recuperar una normalidad aceptable debido a las normativas de higiene, desplazamiento y distanciamiento social. En tiempos de crisis, ya se sabe, renovarse o morir, y la interpretación en remoto por videoconferencia, con sus retos técnicos y humanos, de los que también se podría hablar largo y tendido, es un nuevo paradigma que puede revolucionar el sector, quién sabe si temporal o definitivamente.